Innumerables Bendiciones.

En nuestra vida diaria, a menudo pasamos por alto las innumerables bendiciones que recibimos de Dios. Desde las cosas más sencillas y cotidianas hasta los dones espirituales, Dios nos provee constantemente con su gracia y amor. En estas líneas resaltemos las diferentes formas en que experimentamos las bendiciones de Dios, desde tener la Palabra de Dios y otras herramientas como el Oracional que nos ayudan en nuestro crecimiento espiritual a reflexionar sobre diferentes situaciones, a confrontarnos con nuestra realidad, a redireccionar nuestro camino.

La oración es otro medio a través del cual recibimos bendiciones de Dios. Es un privilegio y una bendición poder comunicarnos directamente con nuestro Padre. A través de la oración, podemos expresar nuestras necesidades, agradecerle por sus bondades y buscar su guía. Dios nos escucha atentamente y responde a nuestras oraciones de acuerdo a su voluntad y sabiduría. La oración nos conecta podemos estar cara a cara y ser quienes somos, ojo la oración no es solo para pedir, es para dejarte amar y conocer por el Padre.

Dios nos ha dado un compañero especial: el Espíritu Santo. Él vive en nosotros y nos ayuda en nuestro crecimiento espiritual. ¿Te sientes triste o confundido? El Espíritu Santo está ahí para consolarte y darte paz. ¿Necesitas dirección y sabiduría? Él te guiará por el camino correcto. Él es como un amigo fiel que siempre está a tu lado, listo para ayudarte en todo momento. Permítele trabajar en tu vida y experimentarás su amor y poder transformador.

No estamos solos en nuestro viaje espiritual. Dios nos ha dado amigos en la fe, otras personas que también aman y siguen a Jesús. Estos amigos son una bendición porque nos animan, nos apoyan y nos ayudan a crecer. Juntos, podemos aprender más sobre Dios, compartir nuestras experiencias y enfrentar los desafíos de la vida. La comunidad de creyentes es un lugar donde puedes encontrar amistad genuina y un ambiente de amor y aceptación.

Considero importante detenernos en nuestra vida, un tanto agitada por las labores diarias, agradecer por el despertar, por los alimentos en tu mesa, un trabajo, o aquellas ganas de salir adelante, el simple hecho de moverte, y realizar diferentes acciones es un motivo para agradecerle al Dios de la vida, por las tantas alegrías que tenemos y muchas veces las pasamos por alto, lo sencillo es esencial y profundo, dejemos esa ingratitud y dediquemos un espacio especial al Creador.

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