Pastores, se rinden ante Dios

El pesebre que realizamos en casa o que vemos en algunas partes, de manera general, tienen pastores y ovejas, un signo importante que nos da la clave de una vivencia de la Navidad, pues pone contexto nuestra actitud, acogencia y escucha. Se cuenta que cuenta nace Jesús, un ángel va hasta donde unos pastores y les dice: “les anuncio una gran alegría, hoy les ha nacido un salvador, el mesías, el Señor… encontrarán a un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre” (cf. Lucas 2,12). Dios siempre tiene una buena noticia para nosotros, y las tiene para ti, un niño se te da para la salvación, la bendición llega con Dios, la luz ilumina en medio de la oscuridad. Es en las noches más oscuras, aquellas de silencio, de frio, temor y de cansancio, es donde Dios más nos manifiesta su presencia, nos recuerda que ha venido al mundo para ser Señor y para salvarnos de la muerte del pecado y de la tristeza del corazón, Dios siempre trae la alegría para la vida, el amor al corazón y la tranquilidad en la oscuridad de la existencia.

Los pastores, escuchan al ángel, seguido de ello, se ponen en camino, a ir hasta el lugar que el ángel les había indicado, y ciertamente, encontraron a un niño en un pesebre, y postrándose, le adoraron, es decir, reconocen al Dios hechos hombre por amor a la humanidad. ¿Eres capaz de reconocer hoy a Jesús? Es difícil hacer, pues estamos inclinados hacia nosotros mismos, en algunos momentos no somos ni capaz de reconocer a aquel que tenemos a nuestros lado, ahora, para reconocer a Jesús, y sus obras y su amor, interesa muy poco en nuestros días, porque se cree no necesitarle, porque la soberbia y el orgullo opaca el amor y la providencia, creemos que lo tenemos todo por nuestra propia fuerza y nos vanagloriamos de cosas pasajeras y superficiales, confundimos el amor, desechamos la misericordia, optamos por la venganza y no por la justicia y el perdón, no queremos reconciliarnos porque no sabemos cómo hacerlo y cada día el corazón es herido por el pecado y oscurecido por el mal. También, hoy no reconocemos a Jesús, porque el mal nos hace olvidar esos memoriales de Dios con nosotros, porque nos dice que no valemos, que la vida no importa, que Dios nos abandonó y que nos puso en el azar y el sufrimiento de la vida, nos ha dejado para morir.

Para reconocer a Jesús, es importante 1.  Escuchar, es decir, abrir el corazón a su palabra, dejar que esa buena noticia llegue hasta lo profundo de nuestra vida, para que transforme e impulse a caminar desde la alegría, para dejar el miedo atrás y responder a su amor desde la generosidad y la fe. 2. Poner en camino, es decir, buscar al Señor, pues él se dejará encontrar, para darnos todo el amor y la felicidad que necesitamos. 3. Encontrarlo, es una alegría inmensa, tal como la parábola de aquella viuda que pierde una moneda, pero al encontrarla le da mucha alegría ya hace una fiesta, así pasa con aquel que sabe encontrar a Jesús, aquel Dos, hecho hombre para redimir a su pueblo, pobre para enriquecer a la humanidad, humildad para destruir el orgullo de los corazones, frágil para hacernos fuertes. 4. Reconocerlo, es importante reconocer que es el salvador, el mesías, aquel esperando por mucho tiempo, porque de verdad, puede hacer mucho por todos. 5. Adorarle, es decir, rendirnos totalmente a él, porque es Dios, porque realmente nos ama y porque lo da todo por cada uno y ahora viene a dar alegría, amor y paz al corazón del hombre.

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