Un día, Jesús dijo: “yo soy el buen pastor y ustedes las ovejas” (cf. Juan 10,14) figura que ha tenido algunas críticas, por el sentido de comparación con un trabajo sencillo, común y olvidado, frente a un animal que es vulnerable y un poco torpe, porque siempre depende de su pastor para todo. Pero dentro de la crítica es donde se puede profundizar y encontrar el sentido de ser pastor y oveja, porque no se puede quedar en la superficialidad del mensaje.
¿Qué es ser pastor? Primero, se debe tener en cuenta que su trabajo se da en relación con las ovejas, su trato con ellas es íntimo, las tiene como parte de su vida, es capaz de llamar a cada una por su nombre y distinguirla entre todas las demás. Segundo, camina con ellas, va delante recorriendo primero el camino, mirando que sea seguro, las guía. Tercero, busca espacios donde puedan alimentarse, les da de comer. Cuarto, es feliz con lo que tiene y de su labor realizada, porque es capaz de dar su vida por ellas. Tú que tienes en tus manos el gobierno y liderazgo de personas, que también eres pastor de familiares, amigos y compañeros, que tienes responsabilidades en tu hogar o tu trabajo, es el ejemplo que debes tomar cada día de ese buen pastor. Tu liderazgo se hace en la cercanía, en la escucha y vivencia de una relación cercana, donde sabes las necesidades del otro, donde se da ejemplo y testimonio de amor y vida, porque se recorre el camino en compañía; un buen pastor no se aprovecha de la ingenuidad y buena fe la de las personas, por el contrario, le da y le capacita. El ejercicio del liderazgo nos lleva a dar la vida en servicio y crecimiento de todos los que están a nuestro cargo, es una actividad que da felicidad, porque bien dice la Sagrada Escritura: “hay más alegría en dar que recibir” (cf. Hechos 20,35). Debemos actuar en donación y servicio a quién lo necesita, no podemos convertirnos en lobos que arrebatan la vida de las ovejas y se aprovechan de ellas. ¿Estás siendo un buen pastor?
¿Qué es ser oveja? Es ser aquella que conoce la voz de su pastor, responde al llamado, no reconoce la voz de desconocidos, la que es robusta, en momentos dependiente, vulnerable, porque sus patas son frágiles, de allí que el pastor la tome y la cargue sobre sus hombros, en ocasiones atrapada y temerosa, espera a su pastor, es aquella que pertenece siempre a un rebaño. Quiero recordarte, que somos frágiles, quisiéramos ser lo contrario, pero Dios nos toma sobre sí, y nos enseña nuevos caminos que debemos recorrer, nos cuida y vela por nosotros, nos defiende. Somos un rebaño, una familia, y nunca debemos olvidar que estamos para construir con el otro, que si caemos tenemos personas que nos pueden ayudar a levantar. No puedes dejar que el lobo que hay en tu vida te arrebate la existencia, la felicidad, el amor, la paz y la tranquilidad.
¿Cómo esta tu vida de servicio y de liderazgo? Es importante que aprendas el camino que se recorre en autoridad, pero también, en servicio y ayuda al que te necesita, que no seas “abeja” con lo que realizas, que seas realmente “oveja”, aquella que se reconoce como frágil y necesitada, y también, como pastor, sé un buen pastor, no seas de aquellos líderes que se aprovechan de los demás, ejerce tu liderazgo desde la comprensión, la misericordia, la escucha y la donación. ¿Ser pastor y oveja? Sí, un líder que es capaz de darlo todo en convicción, amor y servicio y una persona que es dócil, sencilla, que se reconoce como necesitada de la ayuda de otros, humilde y esa que siempre sabe confiar.
Es un figuración para llamarnos a nosotros sus hijos, nosotros somos sus rebaño y todo lo que hace con su rebano lo hace con nosotros, somos sus ovejas, nos cuida y nos guía, nos conoce a cada uno de nosotros ….