Heridas que no cicatrizan

Muchas personas andan por la vida, llenas de dolor y de angustia, son heridas que les ha dejado el camino y circunstancias por las que han tenido que pasar o que están viviendo, pero en momentos, se cree que el dolor y las heridas son para siempre, que no cicatrizan, que todo está por terminar, que no hay salida, se acostumbraron al dolor, a sufrir y padecer. No puede ser así, en la vida recibimos heridas del camino que recorremos, pero el dolor no es para siempre, no se puede permanecer así, no se puede estar derrotado en el dolor, hay que dejar que la herida sea sanada, que el perdón sea recibido y dado, que el llanto salga, que el miedo se convierta en oportunidad para confiar y vencer. Aquí es donde puedes preguntar: ¿Cómo puedo sanar las heridas del corazón y la vida? ¿Cómo logro superar el dolor del que no he podido salir? Cinco claves y acciones puedes tener en cuenta.

1.Desahogate: es importante sacar esas emociones que te afectan constantemente, no las reprimas o las guardes, porque te hieren mucho más. Aquí debes tener cuenta es con quién y cómo lo haces, pues debe ser con una persona que te de confianza, que te escuche y sienta, también, que no lo hagas en actos de los cuales te puedas arrepentir. 2. No te desesperes: ten la tranquilidad y la paciencia que se necesita, debes tener fortaleza, llenarte de valentía y tener la seguridad que vas a vencer las adversidades, que el dolor es pasajero; ponte en acción. 3. Confianza en sí mismo: no te quedes en el dolor, haciendo más profundas las heridas, no puedes dudar de lo que eres y dejar que el temor invada tu corazón; sé que el futuro puede ser incierto y que el presente que vives un poco oscuro, pero ten la confianza que eres un vencedor. 4. Perdona: no vivas con rencor en el corazón y en tu vida, suelta aquello que tienes, en diversas oportunidades es más fácil soltar que mantener, porque causa dolor y hiere; no dejes que esos sentimientos oscuros y de odio primen en tus actos y decisiones, para sanar es importante perdonar. 5. Sana: porque, aunque la vida te de muchas razones para renunciar a tu felicidad, a tus sueños, a lo que eres, ponte de pie, no te quedes en tu dolor, camina, lucha, suelta y sé feliz.

Sana el corazón, no puedes quedarte en el lugar donde estás, en el dolor y el sufrimiento, convierte la adversidad en una gran oportunidad de vida y de felicidad, porque ese dolor, esa herida que se tiene, no es para siempre, esas heridas que parecen que no sanan y que no cicatrizan, lo harán. Confía en lo que eres y que están por llegar días mejores, lucha por tus sueños, por aquello que quieres ser, lucha por aquello que muchas veces la vida y el mundo te han quitado, por aquellas cosas que tú mismo te has negado y te has quedado sin esperanza alguna. Ánimo, existen heridas que parecen que no cicatrizan, pero si confías, tienes paciencia, sueltas aquello que no te deja vivir y perdonas, las heridas de tu corazón pronto cerrarán y sanarán.

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