Con una misión entre manos

Todos tenemos una misión en nuestras manos, algunas más complicadas que otras, algunas difíciles de afrontar, otras, que nos ayudan a crecer como personas, casi que nos volvemos guerreros en orden de batalla, que en algún momento solo deseamos que todo termine para descansar. Es importante tener en cuenta cuál es la misión que tenemos como personas, y creo que es difícil encontrarla claramente, pero te puedo asegurar que descubres tu misión cuando la vives con servicio, acción diligente y con alegría. Un día, mientras escuchaba un conferencista, repetía constantemente dentro de la charla que cada uno debía descubrir su misión específica y ponerla al cuidado y servicio de los hermanos. Mi pregunta fue contundente: ¿Qué hacer con los que no hemos aclarado nuestra misión? En ese momento era una misión específica para un retiro, pero para la vida, para el trabajo, para el hogar, para los amigos ¿Cuál es la misión? ¿Qué debo realizar?

Creo que para empezar a entender cuál es nuestra misión, debemos definir qué es una misión y cómo se logra entender desde nuestra propia realidad. Misión es definida como la función, encargo, o propósito que una persona debe cumplir, es decir, que es una tarea que se confiere a alguien con diferentes fines; esta va ligada a la valentía, la paciencia, el servicio y la generosidad. Así, la misión se entiende como un trabajo, una función o mandato que viene del exterior al interior de la persona para que lo cumpla, para que la haga propia, marcando de manera clara objetivos, sueños y metas. La misión de casa persona en el mundo es diferente, pero tiende siempre a un fin: la felicidad, donde su secreto se encuentra en la libertad interior, ella está propiamente en la persona que la busca, la desea, le tiene como aquello que le puede dar sentido a su vida. Así, se debe de empezar a realizar un trabajo de autenticidad y de perseverancia. Descubrir la misión es importante a la hora de tener horizontes claros para la realización de sueños y metas, es tener un camino de esperanza y seguridad. Es importante reconocer que la misión no es la vocación ni el propósito, ya que en momentos las confundimos, pues van unidas entre sí y se complementan una con la otra.

Esta es una oportunidad para que pienses en tu misión, para que descubras la importancia de realizarla en la vida, recuerda que si quieres saber cuál es tu misión, debes tener en cuenta y responder: 1. ¿Qué es lo que te apasiona? En diversas circunstancias abandonamos hasta nuestros sueños, porque creemos que lo que realizamos no vale la pena y no tiene ningún sentido en nuestra existencia y la vida de las demás personas. Es como cuando quieres realizarte en una profesión, pero no lo haces, porque no serás reconocido como persona y no obtendrás buena posición económica; estos son aspectos que te hacen perder el horizonte de tu pasión. 2. ¿Cómo vives tu rutina diaria? Es indispensable en algunos momentos salir de donde estamos, en esa comodidad, y buscar nuevas experiencias de vida, es hacer lo que nos invita Domingo Iturrate: “hacer de lo ordinario algo extraordinario”. 3. ¿Sabes esperar? Cuando plantas, es indispensable la espera y el tiempo para gozar de la cosecha, en momentos nos desesperamos antes las realidades y obstáculos que se van presentando, porque no encontramos con claridad la misión que tenemos en nuestra vida. 4. ¿Tienes claros tus objetivos de vida?  Crece cada día en medio de tus fortalezas, virtudes y debilidades, y plantea desde allí horizontes y caminos por recorrer, esos caminos que vayan de la mano con tu propósito y proyecto de vida, esos objetivos que te llevan a la meta de la felicidad y la satisfacción, porque luchaste y te esforzaste. Hoy estamos en la vida, no por estar y por existir, estamos con una misión ¿Cuál es la tuya?

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