Un amor fecundo

Hace días escucha en una predicación, donde se reflexiona entorno a los primeros puestos, es decir, sobre el servicio, se hablaba de aquella persona que es capaz de donarse en generosidad sin límite, donde dona tiempo y corazón, aquella que tiene comunión de vida. Esta es una de las reglas principales y la clave para ser un buen cristiano, también, una buena persona. Una cosa que he aprendido en los últimos días es sobre aquello de los primeros puestos, aquellos que todos deseamos llegar, ser reconocidos, que nos tengan en cuenta, que nos vean, ser notados y recordados siempre y por muchos, pero, es una actitud que me ha mostrado el Señor que no es correcta para aquella persona que desea servir desde el corazón. Fue lo que pasó aquellos dos discípulos que nombra el evangelio, Santiago y Juan, que se acercan a Jesús, y le piden que cuando esté en lo gloria uno pueda sentarse a la derecha y otro a la izquierda. Tal acto, en el que no comprendían que el servicio consistía en seguir el ejemplo de Jesús, de ser capaz de abajar, de dar la vida hasta el extremo siempre, dar una opción por el otro, por aquel que está a nuestro lado. 

El servir no es una tarea fácil, cuando quieres ser jefe, dueño, cuando hay un corazón lleno de orgullo y de arrogancia, cuando hay un corazón con intereses personales, cuando se busca el bien propio, cuando en la vida reina del egoísmo. Hoy estamos invitados a dar la vida, a abajarnos y compadecernos como lo hace Jesús. Puedo asegurar que no es una tarea fácil, porque nos cuesta dar, donar la vida y el tiempo, dar un mensaje que es rechazo, un cariño y un amor incomprendido, todo porque el mundo enseña una cosa contraría, donde invita a beneficiarte de manera personal e individual, sino sigues esta corriente sencillamente eres ignorante o simplemente un tonto. No es fácil, pero no imposible, porque es tu imposibilidad está la posibilidad del otro, es decir, el otro, aquel que está a nuestro lado es fuente de liberación, de salvación y felicidad. 

Hoy es una oportunidad para amar y servir, porque cuando ves que es imposible amar, recuerda que no existe amor que no sea fecundo, siempre el que ama y da con alegría, aquel que es capaz de donarse, encontrará los frutos del amor que se da hasta el extremo. Lo felicidad no está en los primeros puestos, sino en la entrega, en aquel que acepta al otro superior y se abaja y sirve.  Hoy es la oportunidad para brindar cariño y amor, para recibir felicidad. ¿Quieres ser feliz? Sigue el ejemplo de Cristo, sirve, entrega y ama. 

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