¿Quién te separará?

En repetidas ocasiones he manifestado la realidad de habitar dentro de la caducidad de la vida, dentro de lo que se termina, en lo que hoy puede ser y mañana no, en momentos hasta tenemos que sufrir la separación de aquello que amamos, nuestra familia, bienes, trabajo, sentimientos, etc., pero Dios nos muestra la certeza de su amor que es fiel y eterno, que perdura, bien lo expresaba San Anselmo y San Buenaventura, al decir que si entre nosotros se vivía el bien, la hermosura y la bondad, debía existir por obligación un ser que tuviera estas virtudes en grado sumo y las participara al hombre y la mujer, y este ser para ellos es Dios, un ser que es capaz de darlo todo por su creación, que no manipula, sino que se mueve por un gran amor, un amor que tiene por apellido eterno, porque nunca se acaba, porque no conoce el límite.

San Pablo un día expresa: ¿Quién puede separarnos del amor de Dios? Menciona que nada puede hacerlo, pero lastimosamente, nosotros mismos pones muchos obstáculos a ese amor que es cruz y salvación, aquel amor fiel y redentor, que nos rescata, nos abraza y nos acepta. Muchas veces me he visto marchar del camino del amor de Dios, buscando otros amores, amores superficiales y pasajeros, en lo caduco. Falta tanto por comprender, si tan solo pudiéramos aceptar el amor hecho cruz, no andaríamos por el mundo tristes y con la mirada en el suelo, sin esperanza de vida, viviendo en la resignación.

Dios nunca se ha apartado de ti, te ha acompañada en cada momento de la vida, dándote la fuerza necesaria para continuar, pero nuestra impaciencia, tristeza y desesperación nos ganan, porque no aceptamos nuestra humanidad y fragilidad, creemos ser los fuertes que no necesitamos de nadie, porque todo es conseguido en las propias fuerzas, pero Dios te ha mantenido en misericordia, porque su amor no tiene fecha de caducidad, no se termina jamás.

Hoy es el día del amor, un amor que te permite soñar y ser libre, un amor que te hace feliz, un amor que sabe esperar para ser entregado, un amor que es alimento, redención y vida. No dejes que nadie y nada pueda apartarte del amor que Dios tiene para ti, corre y busca al amor, te espera, te abraza y te consuela, lucha y sufre contigo, se alegra y camina a tu lado.